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La otra festividad religiosa es la del Divino Salvador del Mundo que se celebra el cinco y el seis de agosto de cada año. Esta festividad comienza desde el 31 de juliio hasta el 7 de agosto y es, a la vez, una gran feria comercial en donde se dan cita los comerciantes del interior del país y viajeros de Guatemala, de Honduras y Nicaragua.
La fiesta civil de agosto ponía en competencia a todos los habitantes de los barrios en las carrozas y en las entradas, tocándole a cada barrio uno de los días festivos. Al correo general le tocaba el treinta y uno de julio, a cargo de la municipalidad; ese día no había carroza sino solo el correo que con traje de payaso y pintado montado en un caballo, recorría las calles principales del Centro, Dolores y San Juan y una sola calle de Yusique que era la Tercera Avenida Sur.
El primero de agosto le tocaba al barrio de San Sebastián, Agua Caliente o El Calvario, siendo su principal y eterno mayordomo Don Jesús, "El Viudo", quien ni corto ni perezoso con su gran ingenio satírico preparaba un picante programa llamado "El Trompudo", que todo mundo esperaba para reírse del prójimo o para montar en cólera por las bromas. A mediodía, a las once de la mañana aproximadamente salía la carroza hacia el centro, por la calle del Calvario, precedida por el correo del barrio montado en un hermoso caballo tinto, después del correo iba un grupo de enmascarados vestidos con trajes de mujer o de chaqueta, armados de sendos chirriones para defenderse de los cipotes que le hacían el coro. La carroza era simbólica. El acto era amenizado por la banda municipal. En cada esquina el correo recitaba un poema alusivo al acto. Un año, según Hernán Calles, fué en 1927, "El Viudo" sacó una carroza que representaba a Napoleón Bonaparte en el exilio de Santa Elena, basado en el famoso poema de Rafael de Sayas Heníquez titulado "El Ensueño de un Aguila". El papel de Napoleón lo desempeñaba uno de los hijos de Don Chuz, quien declamaba el poema con elegancia y con garbo, dejando embelezados a los concurrentes que en cada esquina iban creciendo en número. Esa carroza es inolvidable, fué comentada por mucho tiempo en la ciudad. Pero tuvo un triste desenlace, el hijo de "El Viudo", cogió una borrachera de la que no se compuso nunca y murió intoxicado.
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La otra festividad religiosa es la del Divino Salvador del Mundo que se celebra el cinco y el seis de agosto de cada año. Esta festividad comienza desde el 31 de juliio hasta el 7 de agosto y es, a la vez, una gran feria comercial en donde se dan cita los comerciantes del interior del país y viajeros de Guatemala, de Honduras y Nicaragua.
La fiesta civil de agosto ponía en competencia a todos los habitantes de los barrios en las carrozas y en las entradas, tocándole a cada barrio uno de los días festivos. Al correo general le tocaba el treinta y uno de julio, a cargo de la municipalidad; ese día no había carroza sino solo el correo que con traje de payaso y pintado montado en un caballo, recorría las calles principales del Centro, Dolores y San Juan y una sola calle de Yusique que era la Tercera Avenida Sur.
El primero de agosto le tocaba al barrio de San Sebastián, Agua Caliente o El Calvario, siendo su principal y eterno mayordomo Don Jesús, "El Viudo", quien ni corto ni perezoso con su gran ingenio satírico preparaba un picante programa llamado "El Trompudo", que todo mundo esperaba para reírse del prójimo o para montar en cólera por las bromas. A mediodía, a las once de la mañana aproximadamente salía la carroza hacia el centro, por la calle del Calvario, precedida por el correo del barrio montado en un hermoso caballo tinto, después del correo iba un grupo de enmascarados vestidos con trajes de mujer o de chaqueta, armados de sendos chirriones para defenderse de los cipotes que le hacían el coro. La carroza era simbólica. El acto era amenizado por la banda municipal. En cada esquina el correo recitaba un poema alusivo al acto. Un año, según Hernán Calles, fué en 1927, "El Viudo" sacó una carroza que representaba a Napoleón Bonaparte en el exilio de Santa Elena, basado en el famoso poema de Rafael de Sayas Heníquez titulado "El Ensueño de un Aguila". El papel de Napoleón lo desempeñaba uno de los hijos de Don Chuz, quien declamaba el poema con elegancia y con garbo, dejando embelezados a los concurrentes que en cada esquina iban creciendo en número. Esa carroza es inolvidable, fué comentada por mucho tiempo en la ciudad. Pero tuvo un triste desenlace, el hijo de "El Viudo", cogió una borrachera de la que no se compuso nunca y murió intoxicado.
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