7/28/2008

El Mercado

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Definición de costumbre y tradición

Costumbre es el hacer cotidiano que se practica por imitación o porque se convierte en un hábito necesario. La costumbre no entra en los intereses fundamentales de la conciencia. La tradición por el contrario es una costumbre que se transmite de generación en generación, explicándose su práctica como necesaria a la conservación de la unidad de toda la colectividad como lazos indivisibles y permanentes de la conciencia. Las costubres son variables, las tradiciones son permanentes. Las costumbres se cambian con la moda; las tradiciones se fomentan con la enseñanza sistematizada.

Las costumbres en Chinameca

Las costumbres de la gente de Chinameca, desde 1920 hasta 1950, época en que Hernán Calles tuvo más o menos una relación directa y continua con sus paisanos, eran modestas y sencillas.

En los hogares se desayuna por lo regular a las siete de la mañana, se almuerza a las doce y se cena a las seis de la tarde. Efectuado el desayuno los niños se van a la escuela, los artesanos a sus talleres, los terratenientes a ver alguna de sus propiedades, los empleados públicos a sus oficinas y en cada una de las casas todo el mundo va a los quehaceres hogareños como barrer la casa, la sala, los dormitorios, el corredor, el patio, lavar los trastos y hacer los preparativos para el almuerzo.

En las casas entre las doce y una de la tarde se sirve el almuerzo: los niños han llegado de la escuela, los operarios y empleados han regresado de sus labores, todos los cuales tienen prisa, porque regresarán a los mismos lugares, pues para los empleados se cumplen a cabalidad las dos jornadas.

A las seis de la tarde se sirve la cena. Después de la comida los niños tienen permiso de unas dos horas a lo sumo para ir a jugar con sus vecinos no más allá de dos cuadras. Los mayorcitos de nueve años en adelante hasta los doce años pueden ir al parque hasta las nueve de la noche.

En el parque se reúnen los muchachos de los barrios de Dolores y de San Juan, algunos de Yusique y unos dos o tres de Agua Caliente o El Calvario.

Por las tardes, de cuatro a seis, los jóvenes, la muchachada tenía la costumbre de ir al campo de fútbol, al llamado Campo de Nueva España. En la cancha de fútbol, después de las pistas reglamentarias quedaba otro pedazo baldío en donde jugaban fútbol con pelotas de trapo, los adolecentes y los niños. Este era el campo más visitado; pero también los simpatizantes del Club Deportivo América iban al campo de Loma Alegre o Loma del Cocal.

El Mercado o La Plaza

En el mercado o plaza como dice la gente a la hora del almuerzo ya están comentando si les ha ido bien o no, es decir, si han vendido toda su mercadería o se han quedado con algún residuo.

Gente que nunca deja de vender son las que hacen tamales de elote o de maíz con pedacitos de carne de cerdo o de gallina, que les dicen "tamales de masa"; igual pasa con las vendedoras de "pupusas" y de pasteles de masa de maíz negrito. Y las pupusas de chicharrón y "totopostes" eran "una sola pasada". Se destacaba Ticha como vendedora de pasteles y María como pupusera.

Recuerdo como "chicharroneras" a las señoras Eleuteria, Vicenta y Andrea.Entre las vendedoras y hacedoras de pan dulce recuerdo a la Señorita Amelia y las Hermanitas Fuentes.

Las vendedoras de queso, que eran varias, proponían dos clases de queso de un sabor delicioso que jamás he encontrado en ninguno de los quesos extranjeros. Uno de ellos era el que llamaban "frescal" o duro blandito, sin descremar y el otro, también sin descremar, que le llamaban "cáscara prieta" porque su corteza era negra o café, este queso era duro, seco y era el utilizado para hacer pupusas.

El mercado central tiene cinco entradas, llegándose al interior por gradas anchas con ladrillos de cemento de cuadritos. A un lado están todas las ventas de comida con los fuegos encendidos desde la mañana hasta el anochecer, a eso de las seis de la tarde, que es la hora en que cierran el mercado. En la parte central del mercado, en un amplio espacio encementado y defendido del sol y de la lluvia por un techo de láminas de buena altura, están las vendedoras de pan dulce, de queso, de comales, alforjas, matatas y otras mercancías. En uno de los costados del mercado hay un servicio de agua potable con dos chorros y dos cubetas para colocar los cántaros mientras se llenan. Al margen de la acera encementada con ladrillo a cuadros, están los puestos de las vendedoras de refrescos, helados y minutas. Enfrente se colocan puestos de vendedoras de refrescos.
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